Tuve mis inicios en El Valle de Texas o en “Rio Grande Valley” en el punto más sur de Texas. Así que crecí con un pie aquí y otro al otro lado de la frontera. Mi familia seguido visitaba Reynosa y Matamoros y otros pueblos fronterizos para todo que necesitábamos desde cacahuates a visitas el doctor. Antes de llegar a Chicago, estuve un tiempo en Detroit, Michigan donde escribía para un periódico bilingüe, “El Central,” enfocándome en la comunidad y en el entretenimiento. En Detroit también me dedicaba al servicio comunitario, trabajando con jóvenes en resolver conflicto, utilizando el arte como la base para limpiar y rehacer comunidades que sufrían por causa de las pandillas y las drogas. Antes de eso, viví un tiempo en Dallas, Texas y en Delano, California.
Cuando escribo mis cuentos personales, como en forma de poesía, cuentos o simplemente pensamientos, tiendo de combinar mis dos idiomas para poder pintar bien la historia de mi niñez, incluyendo los sonidos y los olores. Recuerdo bien como sonaba el viento y como se meneaban los mezquites, y los perros que ladraban en la noche. Al fondo se escuchaban la telenovelas en las casitas de mi vecindad. Mi papá practicando en su guitarra y cantando una canción eran el aliento del día y algo que nunca olvidare. Nunca faltaban los aromas de las cocinas, de las carnes asadas y también de los limones y las flores que se daban todo alrededor.
Tengo una gran pasión por la escritura y de descubrir más de mi y del mundo que me rodea a través de mi trabajo. Me encanta escuchar historias y darles voz a las personas que no siempre tienen la capacidad de decir su historia, contar su dolor y buscar soluciones. Espero poder hacer eso con cada palabra que escribo y seguir aprendiendo y mejorando con cada tarea más.
Mi deseo es resaltar nuestra cultura y nuestra idioma, siempre también respetando e aprendiendo y apreciando al mundo entero y nunca quedarme callada en la cara de la injustica.
“Nuestra lengua es una moneda
perdida en la arena
Un día llegaron los olas del prejuicio
Y se llevaron la moneda
Quedamos mudos”—Amelia Orozco
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